El otro día en el parque vimos a un amiguín de mi peque que estaba otro niño, el amiguín vino a saludar a mi niño y, mientras yo hablaba con su mamá, ellos estuvieron jugando dando vueltas alrededor nuestro.
Todo bien hasta que llegó otro niño y vieron un charco. No sé que tendrán los charcos que a todos atrae.
La cosa es que el mío se arrimó y a una advertencia mía se apartó, el amiguín de mi peque hizo lo mismo, pero el último niño que llegó y, sin que el amiguín del mío se diera la vuelta, saltó de lleno en el charco y adivinar lo que pasó.
Chiscó al amiguín, lo puso perdido, le chiscó la cara, la ropa, vamos que dejó echo un cuadro al pobre crío.
Ni siquiera supo reaccionar. Sólo pudo llamar a su mamá para decirle que le había chiscado la cara.
El otro niño, (que no deja de ser un niño) se reía, y su madre le decía : "eso no se hace". PERO YA ESTÁ. Ese fue su castigo. Decirle al niño que "eso no se hace".
La otra mamá no le dijo nada, no sé si porque era su amiga o porque se quedó tan de piedra como yo.
Pero lo más curioso es que mi niño me empezó a contar lo que pasó: "vino el niño y pumba saltó y lo chiscó, así en toda la cara" a lo que yo le digo: "eso no se hace, está mal, seguro que su mamá ya lo castigó" y mi pequeño contesta "no, no le castigó, VES HAY QUE PORTARSE MAL PARA QUE NO TE CASTIGUEN".
Esa es la lección que le dio esa madre a mi niño. Nosotros molestándonos en hacerle entender que está bien y qué está mal, para que luego pasen estas cosas, otros padres no riñan ni castiguen a sus hijos delante de los demás y este es el resultado.
Cada uno cría a sus hijos como quiere, pero delante de los demás podrían "dar ejemplo".
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