domingo, 2 de abril de 2017

LACTANCIA ARTIFICIAL: UNA DIFÍCIL DECISIÓN

Ya han pasado 39 días desde que mi niño llegó a este mundo y, como me pasó con el primero, el tiempo me está pasando volando. Por eso, hay que aprovechar cada minuto con nuestros pequeños que crecen muy rápido.

Hoy os quiero hablar de lo difícil que me fue tomar la decisión de dar a mi pequeño el biberón y no el pecho. Me sentía mala madre de no poder alimentar a mi pequeño, de no haberlo intentado lo suficiente, pero a día de hoy y viendo que mi niño gana peso, todas esas dudas se me fueron y me siento afortunada de poder alimentar a mi hijo.


Yo tenía claro que quería lactancia materna y cuando me llevaron a mi niño a la habitación, cuatro horas después de haber dado a luz, lo primero que hicimos fue ponerlo al pecho, pero nada no quería, no tenía importancia, más tarde probaríamos.

Más tarde probamos y más de lo mismo.
Ponerlo al pecho era un suplicio para él y para mí. Yo no me podía colocar bien en la cama porque me dolía mucho la herida de la cesárea y, encima, me molestaba la vía por la que me suministraban los medicamentos.
Mi niño seguía sin engancharse al pecho y yo me desesperaba cada vez más.
El peque no comía y al no comer no hacía pis ni caca.
Les pedí ayuda a las enfermeras que le dieran biberón de refuerzo, pero nada, tampoco lo quería.
Se pasó una noche entera sin comer.
Al día siguiente vino una enfermera y con más paciencia que el santo se puso conmigo para ver que le pasaba.
Yo me levanté y probamos sentados en la silla, el peque se enganchaba bien, pero no chupaba. La enfermera cogió una jeringuilla con leche y mientras estaba al pecho le daba un poco de leche para que fuera succionando, así unas 2 horas pero al menos chupaba algo y en la siguiente toma parecía que lo cogía con ganas, pero no, dos chupetadas y nada más.

No había manera de que comiera, yo estaba débil, cansada, dolorida y con fiebre. Después de estar todo el día peleando con él para que comiera y ver que no lo hacía, decidí que le dieran biberón de refuerzo, al ver que el biberón lo cogía y con todo el dolor de mi corazón decidí dejar el pecho.

En todo momento las enfermeras me apoyaron, me decían que si lo había pensado bien, que el pecho era lo mejor, y sí ya lo sé, pero cuando una ve que su hijo no se alimenta, que lo pones al pecho y era como torturarle y al quitarlo se aliviaba, decidí pasarme al biberón por el bien de mi niño.

Me sentía muy mal por tomar esa decisión. Me lo pensé muchísimo, pero no podía ver a mi niño llorar desconsolado porque tenía hambre y no podía comer. Me vino a la mente mi experiencia anterior. Sí, sé que no tiene porqué ser igual, pero me acordaba de lo mal que lo pasé con mi primer hijo, con el pecho perdía peso, hicimos lactancia mixta durante dos meses y al final mastitis para dejar definitivo la lactancia materna, quizás me rendí muy pronto, pero no podía ver a mi niño sufrir sin comer y sin hacer pis ni caca.

Ya sé que el pecho es lo mejor, le transmitimos defensas a nuestros hijos, es barato, lo llevas siempre contigo y siempre está calentito y sí, es una sensación maravillosa que sientes con tu hijo, es algo sólo tuyo nadie más puede sentir lo que una madre siente al alimentar a su pequeño con el pecho, pero cuando no se quiere o no se puede tenemos la lactancia artificial, para mí fue una decisión difícil, pero al ver que en la revisión del mes mi niño ha engordado 500 gr., está sano y bien alimentado, ya no me duele tanto la decisión que tomé. Eso sí, siempre sigo las recomendaciones de mi pediatra porque no quiero "cebarle" y que parezca una bolina.

Sólo decir que se debe respetar y apoyar a las madres que no pueden o no quieren dar el pecho. Todas sabemos lo que es mejor para nuestros hijos e intentamos hacerlo lo mejor posible, por eso, la gente que no respete nuestras decisiones no merecen nuestra atención.

Sois muy buenas madres y no penséis lo contrario. Pensar que una buena madre siempre quiere lo mejor para sus hijos y da igual que sea con el pecho o el biberón lo importante es alimentar a nuestros hijos para verlos crecer sanos y fuertes.

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